Un rabino estaba paseando en un campo donde vio un hombre de edad muy avanzada plantando un roble. “¿Por qué usted está plantando este árbol?”, preguntó él. ¡Ciertamente usted no esperará vivir lo suficiente para ver este roble crecer! El hombre contestó: “Mis antepasados plantaron árboles no para ellos mismos, sino para que nosotros pudiésemos apreciar sus sombras y frutos. Estoy haciendo lo mismo para aquellos que vendrán después mí.”
¿Qué estamos plantando para nuestros hijos, amigos y hermanos? ¿Nos hemos preocupado con nuestras actitudes, para que éstas sirvan de semilla de bendiciones capaces de producir frutos en la vida de aquellos que nos conocen? ¿Nuestras atenciones están enfocadas en nuestros intereses personales e inmediatos o comprendemos que Dios nos colocó como luces para alumbrar el camino de muchos que serán tocados de alguna manera con nuestra vida?...