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jueves, 30 de junio de 2011

Naturaleza y uso de los dones espirituales

Lectura - 1 Corintios 12:1-14

v.1.
La iglesia de Corinto abundaba, evidentemente, en dones especiales  y  espirituales  dados  por  Dios,  como  sabiduría, conocimiento,  fe,  sanidades, milagros, profecía,  discernimiento de  espíritus,  lenguas  y  la  interpretación  de  lenguas.  Algunos estaban  desanimados  porque  no  tenían  estos  dones,  otros estaban  enorgullecidos  y envanecidos  por  sus  cargos  y capacidades,  y  algunos  abusaban y  hacían un mal  uso de estos dones.  Pablo  les  escribe  con  respecto  al Autor  de  los  dones,  la excelencia  de  éstos,  y  la  naturaleza  y  verdadero  uso  de  los mismos, y  añade:  “No quiero que estéis mal  informados acerca de este asunto.”

v.2. “Ninguno de vosotros tiene razón alguna para sentirse orgulloso  o  envanecido  con  vuestro  conocimiento  y  dones.

Dios os encontró en medio de la idolatría pagana; por lo que, si habéis  sido  favorecidos  con  sabiduría  espiritual  o  con  algún don,  se  debe  a  su  gracia,  no  a  vuestro mérito”  (1  Co.  4:6,7).

Atribuyamos  todo  a  la  gracia  soberana  de  Dios  y humillémonos por nuestra indignidad...


v.3. Todo creyente tiene al Espíritu Santo, el cual nos regenera,  llama,  santifica  y  mora  en  nosotros  (Ro. 8:9;  1Co.2:12).

Tengamos  o  no  dones  inusuales,  tenemos  al  Espíritu  de Dios,  evidenciado  por  el  hecho  de  que  reconocemos  con nuestros  labios,  corazones  y  vidas  que  Jesucristo  es  Rey  de reyes  y  Señor  de  señores.  Ningún  hombre  tiene  este conocimiento o confiesa esta verdad excepto bajo  el  poder y  la influencia del Espíritu de Dios (Jn. 16:13-15).

v.4. Hay dones diferentes; nadie los tiene todos, pero todos tienen  alguno  y,  aunque  no  todos  somos  iguales,  es,  sin embargo,  el  mismo  Espíritu  Santo  quien  da  los  dones  y  las bendiciones  como  le  agrada  (vv.  11,18).

Humíllense  los  que tienen mucho, y los que tienen poco sean agradecidos.

v.5. Hay diferentes ministerios en la iglesia. Uno ministra como  pastor,  otro  como  anciano,  otro  como  diácono,  otro  en esta  o  aquella  capacidad;  pero  todos  sirven  al  mismo  gran Señor  de  la  iglesia. Es su  iglesia,  su  viña y  su  voluntad  lo que buscamos.

v.6. Hay diferentes efectos, operaciones o logros (2 Co. 2:14 - 16),  pero  es  el  mismo  Dios  el  que  nos  utiliza,  cuando  quiere, donde quiere, y de la manera que quiere.

v.7. Los dones, ministerios y operaciones del Espíritu no son para que  saquemos beneficios de ellos  (como Simón el Mago), ni  para  fomentar  el  orgullo  y  la  envidia,  ni  para  causar división,  sino  para  la  gloria  de Dios,  y  el  bien  y  beneficio  de toda la iglesia.

v.8-10. En estos versículos Pablo menciona algunos de estos dones espirituales.

1.  “Palabra  de  sabiduría”:  un  conocimiento  de  los misterios  del  Evangelio  y  la  capacidad  de  explicarlos.  Puede también significar un buen juicio para tomar decisiones.

2.  “Palabra de ciencia”:  un  conocimiento  completo  de las Escrituras,  de  los tipos, profecías y doctrinas de  la Palabra (1 Co. 2:12,13).

3.  “Fe”:  fe milagrosa,  o  fe  en  el  poder  divino  y  en  las promesas, por la que se pueden hacer milagros.

4.  “Dones  de  sanidades”:  poder  para  sanar  a  los enfermos, ya  sea  imponiendo  las manos,  ungiendo  con aceite o con una palabra.

5.  “Milagros”: poder para dar vista a  los ciegos,  oído a los sordos, o aun levantar a los muertos.

6.  “Profecía”:  la  capacidad de  adivinar acontecimientos futuros, o de explicar las Escrituras.

7.  “Discernimiento  de  espíritus”:  poder  para distinguir entro los profetas falsos y los verdaderos, o discernir lo que es de Dios o de Satanás.

8. “Lenguas”: la capacidad de dar a conocer el Evangelio en una lengua no aprendida.

9.  “Interpretación  de  lenguas”:  cuando  algo  se  decía en  otra  lengua,  algunos  tenían  el  poder de  interpretarlo para  el pueblo.

v.11. El  Espíritu  Santo  da  estos  dones  y  capacidades  no  a todos los creyentes,  sino un don a éste,  otro don a aquél, como le  place  al  Espíritu  Santo. El  es  soberano  en  la  distribución de sus dones y gracia.

v.12. El cuerpo humano tiene muchas partes, como manos, pies,  oídos  y  ojos. A  pesar  de  ser  tan  numerosos  y  diferentes estos  miembros,  sin  embargo,  son  partes  de  un  solo  cuerpo. Forman un solo cuerpo. Así en la iglesia, el cuerpo de Cristo.


v.13. Ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres, viejos o jóvenes,  hombres  o mujeres,  todo  creyente ha  sido  bautizado en  el  cuerpo  de  Jesucristo.  Cristo  es  la  cabeza,  y  nosotros somos  su  cuerpo.  Somos  participantes  de  un  solo  Espíritu, una  sola  vida  y  un  solo  objetivo:  la  exaltación  y  gloria  de Jesucristo (Col. 1:16-18; 1 Co. 10:17).

v.14. “El  cuerpo  no  es  un  solo  miembro,” por muy importante  que  sea  el  ojo,  el  oído  o  el  brazo.  El  cuerpo  se compone  de  muchos  miembros,  diferentes  pero  todos necesarios  para  formar  un  cuerpo  completo. Así,  el  cuerpo  de Cristo  no  es  una  sola  persona,  ni  una  sola  clase  de personas, sino  que  hay  muchos  miembros,  algunos  en  una  posición superior,  otros  en  una  inferior,  algunos  con  grandes  dones, otros  no  tanto;  algunos  judíos  y  otros  gentiles,  pero  todos  son uno en Cristo, y todos están relacionados y  son necesarios para los demás.

Por Henry T. Mahan

Lo que Dios cree de ti.

Es indispensable que tengamos una idea clara de quién es nuestro Dios. Tú tienes que saber que Dios no es aburrido; Juan decía que Dios es amor,  eso quiere decir que todo lo hace por amor,  y si te dice que no hagas algo, es porque  te ama. Pecar es algo tonto, porque si El no quiere que vayas por ese lado, es porque quiere lo mejor para ti.

Un niño llegó a su colegio y vio que había un rótulo donde decía que llegaría un circo. El niño llegó tan contento a su casa pidiéndoles a sus padres insistentemente que lo llevaran. Al llegar el día, se levantó muy temprano y fue a levantar a sus padres. Ellos le dieron una moneda y salió corriendo al lugar. En ese tiempo, el circo hacía primero una presentación, para luego llevarlos al show principal. El niño llega  a primera fila y se emociona al ver todos los animales y malabaristas. Se emocionó tanto que se le olvidó que en ese momento sólo era un desfile y que todavía no era el show.

Al ver un payaso, le dio la moneda, y  se regresó a su casa. Este niño pensó que ahí era el circo, se conformó con lo que había visto; se perdió el verdadero show. Así hay muchos cristianos que se pierden el verdadero show que Cristo tiene para sus vidas. Porque piensan que es sólo de ir a la iglesia y de portarse bien.

Dios quiere que lo disfrutes, pero para eso, tienes que saber que tienes un Dios amoroso. ¿Se parece tu Dios a Jesús? El dijo: “El que me conoce a mí conoce a mi Padre”.

Cuando Dios te observa, ¿qué piensa, qué siente al verte?  Hoy quiero que sepas lo que Dios piensa de ti...


 Primero: Eres alguien que Dios ama. 
 Juan 3:16
 


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
 Este es el milagro más grande que se hizo en este mundo por ti. Porque de tal manera Dios te amó a ti, que dio a su hijo para que fueras salvo.  Piensa que Dios te ama, eres alguien por quien Cristo murió en la cruz del calvario de manera especial. Decídete a vivir como alguien amado por el ser más maravilloso e importante del Universo.

 Segundo: Tú fuiste comprado.

El pecado original es de nacimiento. En consecuencia, éramos pecadores desde que venimos al mundo; es por eso que Dios mandó a Jesucristo para salvarnos.  Satanás decía que tú y yo éramos de su propiedad, pero Dios reclamó a sus hijos, y  pagó con la sangre de Cristo.  Dios cuida de ti, porque te compró a un precio muy alto.  Eres propiedad de Dios, El nos compró, por eso debemos comportarnos como personas valiosas.

Tercero: Somos hijos de Dios.

Pablo hacía énfasis en el gran amor de Dios. Pero muchos cuando pensamos en la imagen de un padre, lo que viene a nosotros es la de nuestro padre terrenal, en cómo él ha sido, pero tu Padre del cielo no es como el de la tierra, porque el ser humano es pecador.  Dios está más interesado en bendecirnos que nosotros mismos, porque tienes un padre bueno y amoroso.  Tú tienes que decirle al diablo que se cuide, porque tienes un padre poderoso.  Nosotros somos hijos del Dios viviente, vamos a vivir como hijos de Dios,  a representarlo muy bien.

Cuarto: Dios te escogió.
El mira tus sueños, tus proyectos.


Efesios 1:4
Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.

El te quiere para alabanza de su gloria.  Cuando te concibieron tus padres, tú fuiste el ganaste esa carrera, esa fecundación del óvulo. Entre muchos, tú fuiste el vencedor. Tal vez tus padres no te planearon, decían que eras un error, un descuido, una confusión, pero  si tú estás aquí ahora, es porque Dios te planeó. Dios no comete errores, tú no fuiste un error, eres alguien que Dios ama, que ha sido comprado por un precio alto, fuiste escogido para una misión muy grande. 

Yo soy siervo del Señor desde que tengo 16 años. El me escogió por misericordia, y como me escogió a mí, te ha escogido a ti, porque tú eres un representante de tu Padre Celestial.  Mira tu mano,  tiene huellas digitales, nadie tiene ni tendrá las mismas. Eso es maravilloso, porque eres único, especial, porque puedes dejar una marca que nadie más puede, representar a Dios como nadie más lo puede lograr.  

Debes estar consciente que has sido escogido para la misión más espectacular de la tierra. Que  has sido llamado para hacer una diferencia; estás aquí con un propósito, debes tener una visión sublime, vas a dejar una marca que nadie más pueda dejar.
 
 Dios te ama, y te ha comprado, eres su hijo y te ha escogido para dejar una marca.

¿Qué expectativas tienes de lo que Dios va hacer contigo? Porque tu fe condiciona la obra de Dios en tu vida.   

Salmo 34: 8
Gustad, y ved que es bueno Jehov á. Dichoso el hombre que confía en él.

¡Te invito a que gustes y veas TODO lo que Dios tiene para ti!

Por Lucas Leys “Hechos 29 las 4 Conquistas”.

Cinco principios para auto-motivarse.

1- Hay que levantarse rápidamente.

Un principio psicológico llamado “fugacidad emocional” dice que todas las emociones pasan. El momento más lindo vivido a las dos, tres o cuatro horas ya es un recuerdo.
Las emociones pasan, nada es para siempre.
Lo bueno y lo malo también pasa, por eso debemos levantarnos rápidamente.
David llora.

Salmos 2: “Porque las naciones hacen maldad…, pero el Señor está en su trono.”

Salmo 3: “Muchos son mis enemigos, me persiguen, se ríen… pero tu me rodeas con tu gloria.”
David se bajoneaba y a los tres versículos estaba de pie, hablando las promesas que lo auto-motivaban.
A cada emoción, una promesa.

Salmo 4: “Responde a mi clamor, dame alivio, estoy angustiado, tu has hecho mi corazón rebozar de alegría.”
O sea, David lloraba y a los cinco minutos estaba contento.

Salmo 5:”Atiende mis palabras escucha mi gemido,… pero en tu gran amor puedo entrar a tu casa”.
Todos los salmos son así: llora, entra en desesperación y más adelante se anima con una palabra, se automotivaba.

¡Levántate rápidamente con una promesa de Dios!

Debemos matar las expresiones: “Suerte”, “Dios mediante”, “Que sea lo que Dios quiera”, “Y… por algo pasó, El lo sabe todo”.

Porque “parecen espirituales” pero son erróneas.
Las frases correctas son: “Voy a triunfar” o “No voy a triunfar”, porque son verdaderas las dos y se harán realidad cuando lo crees...


Promesa es declarar el cuadro completo en tu vida y lo que Dios te prometió, lo cumplirá.

2- Cuestionar todo lo difícil.

No cuestiones lo bueno: “Es muy difícil”, “Y nadie lo hizo aún, “Estoy vieja”, “Gorda”, “Es que soy nuevita y no conozco la Biblia”, “A mí nadie me amó y no valgo nada”.

Lo que todos piensan de algo crea una atmósfera; no te metas en la atmósfera y cuestioná todo; no te dejes contaminar por la atmósfera de lo que la gente habla.

-Goliat durante cuarenta días dijo: “Vengan que los mataré.” Todo el pueblo estaba contaminado por lo que Goliat decía y se creó una atmósfera de miedo, de que era difícil enfrentar al gigante. Pero David no estaba contaminado por esa atmósfera y, cuando lo escuchó, reaccionó a su provocación.

-Cuando Jesús fue a sanar a la hija de Jairo, estaban todos llorando en la habitación y los sacó afuera, para que no contaminaran la atmósfera del milagro que iba a hacer.

Todo es posible para el que cree.

Cuestioná lo difícil, y si otro lo logró también podrás lograrlo y, si otro no lo alcanzó, podrás sentar un capítulo en la historia de tu vida.
Salir de la atmósfera y cuestionar lo que me han dicho (y me digo) que es difícil.

Cuando los españoles llegaron a colonizar   América dijeron que soñar era ambición, por eso heredamos una religión que no sueña y cuando alguien tiene metas dice: “¡Qué es ambicioso!” Cuando alguien quiere ganar más, multiplicarse, dice: “¿Dónde está la humildad? ¿Por qué no das gracias a Dios por lo que tenés? Sos ambicioso y eso es pecado.”

¿Para qué Dios nos dio la cabeza y las promesas?

Las promesas son lo que vendrá y ya está establecido de que serán más grandes que la gloria de hoy.
Lo que no crece, se estanca y no produce, tiene que ser cuestionado.
Cuestioná lo que no da resultado, los ritos, las oraciones sin sentido.

Por ejemplo: “Estoy orando hace cuarenta años” (¿Cuarenta años y todavía Dios no respondió?) “No importa, pero seguiré orando.”

¡Cambiá la manera de orar!

Nosotros creemos en la oración, pero no en ese tipo de oraciones.

3- Estar encima de todo lo que hago.

Supervisar todo lo que haces y decís.
Dios le dijo a Adán: “Ahora que producirás, la tierra dará espinos.”
En Prov. 24 Salomón dice: Pasé por la viña de un hombre vago y habían crecido los espinos.
Si no estás encima de tu matrimonio, de tu vida espiritual, crecerán espinos.

Mucha gente no cuidó su vida espiritual, su oración, su adoración, la lectura de la Palabra, muchos padres no cuidaron a sus hijos (todos los días debés que estar encima de ellos) y crecieron espinos.
Mefi boset como hijo de Jonatán y nieto de Saúl, merecía el trono, pero estaba lisiado en la mente.
Si no estamos encima nunca nos motivaremos.
Vigilar, atender, velar, supervisar cada día y podrás resolver las cosas rápidamente. ¡Cuidá tu salvación!

4- Presión a más.

Una persona que vive presionada interiormente está auto-motivada.
Una presión saludable es dar un poco más, hacerlo mejor: “Puedo más”, “Voy por más.”
Mejorá, llevá una agenda. Debemos deshacernos de todo lo viejo, de lo que no sirve, de lo roto. Entre comprar una bebida de dos litros y tres jugos “XX” preferí la bebida.

Teniendo las mismas posibilidades comprá lo mejor para que tu paladar se acostumbre a ser un rey. ¡Aspirá a lo mejor!

Dejá de opinar como un mediocre, no hables en “chiquito” sino en grande.
No hagas chismes, es una bajeza tanto hablar como oírlos.
Sé una persona de excelencia. Hablá cosas grandes, pensamientos de grandeza, y tendrás resultados extraordinarios.

Dejá de lado la viveza criolla de sacar tajada, Dios nunca respalda a esa gente, porque le irá bien por un tiempo pero, si Dios no lo acompaña, nunca llegará a la cima.
Superá la calidad de tus pensamientos, tu capacidad de hablar; mejorá como líder, como discípulo, tus notas, tu físico, tu ropa.

¡Podés ir un poco más! Y alcanzar el destino de los sueños que Dios puso en tu corazón.
Mefi boset, vivía lisiado, en un lugar sin palabras, pero le esperaba Jerusalén y el palacio del rey para que vivir como un príncipe. ¡Esa es tu herencia!

5- Tener pequeñas cosas nuevas.
 La rutina nos saca toda motivación.
Sonreír motiva.
La gente que se droga o alcoholiza busca una sensación física, la misma experiencia de la gente que está alegre.
Cuando reímos, estamos felices, liberamos “endorfina”, una sustancia que adormece, relaja y da sensación de paz.
La música, los colores, las cosas nuevas nos motivan.
Estar lleno del Espíritu Santo auto-motiva.
Una persona llena de la fuerza y el fuego del Señor, vive auto-motivada aunque siempre dependa de los demás.
David le dio a Mefi boset:

1- Lo perdido.

Una persona en movimiento recupera todo lo perdido.
David dijo: “¿Hay alguien de la casa de Jonatán? ¡Tráiganlo!” Y Mefi boset fue movido, sacado de Lo Debar.
David le dijo: “Las tierras de tu abuelo volverán a tus manos.”
Cuando una persona se mueve por el Espíritu de Dios, está obedeciendo la orden del rey cuando lo llama, y recibirá todo lo que el diablo le robó desde sus abuelos; todo lo que Dios le prometió y pactó con su familia volverá a sus manos,  activándolo hasta su descendencia.

La persona motivada recupera todo lo perdido.

2- Se sentó en la mesa del rey.

Una persona en movimiento se sienta en la mesa del rey.
Te vas a sentar al lado de los grandes,  codearás con los importantes y estarás al lado del Espíritu Santo de Dios, a la derecha del Padre quien establecerá tu honra.
Cuando Mefi boset se presentó a David le dijo: “Señor tu eres rey, yo soy un perro muerto”.
¿Por qué le dijo “perro muerto”?
Muerto porque no tenía movimiento, estaba lisiado en las piernas y también en el espíritu, en la mente; no tenía vida sin movimiento.
Y David le dijo: Te sentarás todos los días a mi mesa.
Todos los días te sentarás al lado del Señor y, del otro lado, la gente grande que admiraste te admirarán, porque
Alguien que se mueve y obedece la orden del rey, deja de ser un muerto para ser un príncipe entre los príncipes.

3- Puso una familia a su servicio.

Atrajo conexiones de oro.
Una persona auto-motivada atrae treinta y seis conexiones de oro.
Treinta y seis sembrarán y cosecharán, traerán treinta y seis puertas bendiciones, conexiones de oro, negocios maravillosos porque,
Cuando Dios te da, será por treinta y seis que trabajarán para vos, y están esperando que te pongas en movimiento y obedezcas al rey.

4- Vivió en Jerusalén.

Una persona auto-motivada vive en Jerusalén.
Le dijo: “Sáquenlo de Lo Debar, -sin palabras- está lisiado, sin motivación, muerto, sin movimiento, sin nada. Tráiganlo porque se va a sentar con los reyes, le devolveré las tierras, treinta y seis trabajarán para él, pero se quedará viviendo en  Jerusalén”
En la Biblia es Sion, la ciudad del gozo, de la fiesta, de la alegría, de la abundancia. Representa la tierra donde las cosas pasan y el gozo se desborda.

Te sacará de la tierra de la nada para llevarte a festejar por siempre y para siempre con él!

Me voy a levantar rápidamente con una promesa

Voy a cuestionar todo lo difícil

Voy a supervisar y estar encima de todo lo que haga

Voy a presionarme a más

Seré creativo

Seré lleno del Espíritu Santo.


Aprendimos a ser libres de la motivación de la gente y caminaremos con el fuego del Señor.

Si estuviste lisiado, Dios te llama para decir que tenés herencia de príncipe.


Pastor Bernardo Stamateas

¿Te animas a caminar sobre el agua?

“Pueden confiar en mí. Conocen mi carácter y mi capacidad. Pueden entregarme con seguridad su destino en mis manos. Tengan valor. Soy yo.”

Dios todavía les pide a sus seguidores hacer cosas extraordinarias y, si no lo estás buscando, es posible que no lo veas.
He sentido atracción durante muchos años por la historia de Pedro cuando sale de la barca y camina sobre el agua con Jesús. Es uno de los mejores retratos del mayor significado del discipulado en La Escritura. Veamos un poco, ¿de qué está hecho alguien que camina sobre el agua?

Ellos reconocen la presencia de Dios

Pedro y sus compañeros se metieron en un pequeño bote una tarde para cruzar el mar de Galilea. Jesús quería estar solo, así que se fueron a navegar sin Él. A Pedro no le incomodó eso: había estado en barcas toda la vida. Es más, le gustaban.

Pero esta vez se desencadenó una tormenta. Y no se trató de una ráfaga cualquiera. El Evangelio de Mateo dice que la barca era “zarandeada” por las olas. Fue tan violenta que lo único que los discípulos podían hacer era mantenerla a flote. Para las tres de la mañana me imagino que no estarían preocupados por llegar a la otra orilla: Solo querían seguir vivos...


Entonces uno de los discípulos notó una sombra que se movía sobre el agua en dirección a ellos. Mientras se acercaba, comenzó a notarse una figura humana que caminaba.

Detente un momento para dejar que la imagen tome forma. Los discípulos estaban angustiados y la única persona que podía ayudarlos se estaba acercando a ellos. Solo que Él no estaba en la barca y los discípulos no lo reconocieron.
Maravillosamente, el no tener una embarcación no parecía impedir a Jesús en lo absoluto.

Pero los discípulos estaban convencidos de que se trataba de un fantasma, así que se aterrorizaron y gritaron con temor. Desde nuestra perspectiva, podemos preguntarnos cómo es que no pudieron saber que se trataba de Jesús. ¿Quién más podría ser? Mateo, sin embargo, quiere que sepamos que algunas veces se requiere de los ojos de la fe para reconocer a Jesús cuando está cerca. Muchas veces, a mitad de la tormenta, zarandeados por las olas de la decepción y la duda, no somos mejores que los discípulos si se trata de reconocer la presencia de Jesús.

¿Qué pretendía Jesús caminando por… digo, sobre el lago a las tres de la mañana? Solo por un momento profundicemos un poco.

David Garland halla una pista en la versión que da Marcos de esta historia en su evangelio. Marcos dice que Jesús “iba a pasarlos de largo” sobre el agua pero que, cuando lo vieron caminar sobre el lago, creyeron que era un fantasma. ¿Por qué Jesús quería “pasarlos de largo”? ¿Decidió competir con ellos en una carrera? ¿Quería impresionarlos con un truco realmente bueno?

Garland señala que el verbo parérjomai (“pasar junto”) es utilizado en la traducción griega del Antiguo Testamento como un término técnico relacionado con una teofanía: esos momentos determinantes cuando Dios hizo “apariciones notables y temporales en el reino terrestre para un grupo o individuo seleccionado con el propósito de comunicar un mensaje”.

“Cuando yo pase en todo mi esplendor…”, dijo Dios a Moisés mientras lo colocaba en la hendidura de una roca para que pudiera verlo, y luego le dio a conocer su nombre “pasando delante de él”.
Dios le dijo a Elías que se presentara en la montaña ante Él, porque estaba a punto de “pasar por allí”.
Hay un patrón en estas historias. En cada caso Dios tuvo que atraer la atención a través de la zarza ardiente, del viento y del fuego… o caminando sobre el agua.

En cada caso Dios los llamó a hacer algo extraordinario. En cada caso la persona a quien Dios llamó, sintió temor. Pero cada vez que esa persona dijo “sí” a su llamado, sintió el poder de Dios en su vida.
Así que, cuando Jesús se acercó a los discípulos sobre el agua intentando “pasarlos de largo”, no estaba nada más que haciendo un formidable acto sobrenatural. Estaba revelando su divina presencia y poder. Solo Dios puede hacer algo así: “Él (…) reprendió al viento y a las olas”.

Es interesante observar que los discípulos entraron a la barca originalmente por órdenes de Jesús. Tenían que aprender, al igual que nosotros, que la obediencia no es garantía para evitar la adversidad. Y en el instante en que la tormenta captó toda su atención, Jesús decidió que era el momento en el que los discípulos tenían que aprender un poquito más acerca de Él. “De eso se trata, amigos”, les aseguró. “Pueden confiar en mí. Conocen mi carácter y mi capacidad. Pueden entregarme con seguridad su destino en mis manos. Tengan valor. Soy yo.”  No lo habían entendido en su totalidad todavía, pero Dios los visitó en la carne, al caminar sobre el agua.

Mateo quiso que sus lectores entendieran que, a menudo, Jesús viene cuando menos se lo espera: a las tres de la mañana, en medio de una tormenta. Dale Bruner anota “de acuerdo a Las Santas Escrituras, los extremos humanos son un punto frecuente de encuentro con Dios”. Esos momentos determinantes, dispuestos por Dios, los tendremos tú y yo. Dios todavía les pide a sus seguidores hacer cosas extraordinarias y, si no lo estás buscando, es posible que no lo veas.
En la barca se sentaron doce discípulos y no sabemos cómo es que once de ellos respondieron a esa voz. Tal vez con confusión, admiración, incredulidad o con un poco de cada una.

Pero uno de ellos, Pedro, estaba a punto de convertirse en un caminante sobre el agua. Él reconoció la presencia de Dios en el lugar más inusual. Se dio cuenta que esta era una extraordinaria oportunidad para el crecimiento y la aventura espiritual. Así que se le ocurrió una idea.

Ellos disciernen entre la fe y la necedad

Pedro espetó al caminante sobre el agua: “Si eres tú … mándame que vaya a ti sobre el agua”. ¿Por qué razón incluye Mateo este detalle? ¿Por qué Pedro simplemente no se zambulló en el agua? Creo que por un motivo muy importante. Esta no es una historia acerca de cómo correr riesgos. Se trata en esencia de un relato sobre la obediencia. Eso significa que tengo que discernir entre un llamado auténtico de Dios, y lo que puede ser simplemente un necio impulso mío. El valor por sí solo no es suficiente, debe estar acompañado de sabiduría y discernimiento.

Mateo no elogia el arriesgarse por su propio bien. Jesús no busca gente que salta de los puentes con cuerdas elásticas, ni pilotos que planean en aparatos voladores caseros, ni corredores de autos que persiguen tornados. Caminar sobre el agua no es algo que Pedro hiciera con propósitos recreativos. Esta no es una historia sobre deportes peligrosos, es acerca de discipulado radical. Eso significa que antes que Pedro salga de la barca, más vale que esté seguro de que Jesús piensa que es una buena idea. Por eso es que pide claridad: “Si eres tú… mándame”.

Y creo que, en la oscuridad, Jesús sonrió. Tal vez se carcajeó, y todo debido a que una persona en la barca, entendió. Pedro tuvo una vaga noción de lo que el Maestro hacía. Y no solo eso, tuvo suficiente fe para creer que también podía compartir la aventura. Decidió que quería ser parte de la historia del primer caminante sobre el agua: “¡Mándame!”


Por John Ortberg

"Disfrute la vida diaria"

Todos nos hemos sentido decepcionados en algún momento, de hecho, sería raro que pasemos una semana sin experimentar algún tipo de desánimo. Son muchos los cristianos van por la vida devastados. Eso sucede porque no han aprendido a lidiar con el problema.

 La voluntad de Dios no es que uno viva el día de hoy ni cualquier otro día, desalentado, devastado u oprimido. Tan pronto como uno se sienta desalentado debe resistir al diablo y poner su esperanza y confianza en Jesús, uno puede vivir en su paz y su gozo.

Parte del ministerio de Jesús en la tierra era ir bajo la unción del Espíritu Santo, liberando a los oprimidos por el diablo. Este mismo poder esta disponible para nosotros hoy día. A través de Jesús, podemos batallar contra los intentos del enemigo de abrumarnos. Si no lo reprendemos, él tratará de destruirnos.

Cuando el enemigo nos ataca, debemos mantenernos espiritualmente sintonizados de tal manera que podamos discernir lo que está tratando de hacer y echarlo atrás. Con el poder que Jesús nos dejó disponible, no le queda otro remedio más que salir corriendo. Deuteronomio 30:19 nos enseña que tenemos una alternativa:”A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”.
El gozo y la felicidad nacen de adentro...


Cada día podemos escoger entre estar llenos de miseria o tener el gozo del Señor. Podernos ya sea escoger si vamos a escuchar al diablo y permitirle que nos haga sentir miserables, o si lo vamos a resistir para vivir en la plenitud de vida que Dios ha provisto para nosotros.
 
Necesitamos tomar el Reino de Dios —la riqueza, paz y gozo que se mencionan en Romanos 14:17—Tan pronto se sienta desanimado, detenga al diablo. Debemos pelear la. “buena batalla de la fe” (1 Tim 6:12) en nuestra lucha diaria contra el enemigo, así como en nuestra mente v corazón.

He aprendido seis estrategias que necesitamos usar para derrotar a Satanás:

1.- “Piense con empuje y dinamismo.

No se siente a esperar a que sus problemas desaparezcan. Planifique y haga una estrategia, como si se prepararse para una batalla, sobre cómo derrotar al enemigo.


2.- Ore fervientemente.

Hebreos 4:16 nos instruye a acercarnos al trono de Dios confiada y audazmente. ¡Eso quiere decir agresivamente! No sea tímido con Dios. Confíe y dígale lo que necesita.


3.- Hable sin temor.

I Pedro 4:11 nos dice. “si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da”. Como hijos de Dios, debemos tener una voz espiritual contra las fuerzas del mal.

4.- Dé en abundancia.

 La manera en que damos es la manera en que recibimos (lea Lc. 6:38).Ninguna ofrenda es muy pequeña ni muy grande. Dé como Dios da.

5.- Trabaje atentamente.

Todo lo que nuestras manos toquen, debe ser con esfuerzo y empeño (vea Ec 9:10). No afronte las tareas con temor y deseos de escapar, Deje que el Espíritu termine la labor.

6.- Ame incondicionalmente.

Como hijos de Dios, debemos amar a los demás como Dios nos ama, y eso significa de una forma sacrificada.

Usted puede aprender a defenderse contra la desilusión al enfocarse en Dios, meditando en sus promesas, confesando su Palabra, a sí como presentando su situación ante El. No importa lo que haya perdido o lo mal que se sienta, usted tiene la capacidad de dirigir sus pensamientos hacia lo positivo o lo negativo.

Haga un inventario de lo que ha dejado, no de lo que ha perdido. Esto hace que mantenga su mente en el presente, donde Dios está. Recuerde. Jesús se llamó a si mismo el “Yo Soy “, no el “Yo era” ni el “Yo seré”.

El está aquí para usted. ¡Hoy es el día en que usted puede tener gozo!


Por Joyce Meyer

"¿Ha expirado su expectativa?"

Las decisiones deberían ser hechas en base a la evidencia y sonar razonables, no durante momentos de marea emocional alta.

Limitar nuestras vidas a las experiencias pasadas es engañamos a nosotros mismos y no desarrollar nuestro potencial aumentando nuestras posibilidades de éxito.

Mi amigo Joe Sawyer cuenta una tierna historia acerca de un muchachito que un día estaba pescando. Un anciano que pescaba cerca se dio cuenta que el niño estaba teniendo bastante éxito en su trabajo. Lo más llamativo no era la cantidad de pescados sino lo que hacía una vez que los traía con éxito a la tierra. El muchacho tomaba cada pescado en su mano y lo medía. Si el pescado era más largo que su mano, lo tiraba de nuevo al agua. Sólo se quedaba con los pequeños.

Finalmente la curiosidad motivó que el anciano fuera hasta donde estaba el muchacho y le preguntara: "Hijo, ¿por qué te quedas con los pequeños peces y tiras los grandes al agua?" El jovencito contestó: "No puedo quedarme con los grandes, '¡tengo una fuente que mide solamente veinte centímetros!". Me temo que hay muchas personas que se achican porque se limitan a una fuente de veinte centímetros. ¡No piensa en más grande, no ven más, no actúan para más, no esperan más! En lugar de expandir sus horizontes aumentando sus expectativas, reducen su potencial achicando sus esperanzas...


Demasiadas personas fracasan en darse cuenta que sus expectativas limitan la altura de sus futuras posibilidades. Es imposible lograr el éxito si no lo esperamos.

Muchas personas no reciben milagros en sus vidas porque sus "expectómetros" han expirado. Una vez tuvieron sueños; ahora tienen dudas. El futuro se veía brillante; ahora se ve borroso. Los mejores días por venir se han nublado por los amargos días del pasado. Están en problemas. Si esto le ha sucedido a usted, revitalice su "expectómetro" adoptando los siguientes principios:
 
1. Su vida debe estar influenciada por sus expectativas, no por su experiencia.

Las vidas de las personas con frecuencia están guiadas por alguna experiencia dramática del pasado. Trágicamente, no han ganado ningún territorio nuevo porque son prisioneros de problemas pasados. Con frecuencia comentan, "Lo intenté aquella vez y fracasé", o "No puedes enseñar a un viejo perro, nuevos trucos" o "Siempre se hizo así". Estos individuos han cometido un terrible error al creer que las cosas nunca cambian y que la experiencia es el mejor maestro: da la prueba primero y la lección después. .
Limitar nuestras vidas a las experiencias pasadas es engañamos a nosotros mismos y no desarrollar nuestro potencial aumentando nuestras posibilidades de éxito. Mark Twain dijo: "Si un gato se sienta en una pava caliente, nunca más se sentará en una pava caliente. Por supuesto, tampoco se sentará en ninguna que esté fría". Olvide sus fallas pasadas y comience a extender sus expectativas para mañana.

2. Su vida debe ser influenciada por sus expectativas, no por los ejemplos ajenos.

Todos tenemos a alguien a quien admiramos. Por momentos es una tentación el tratar de imitarlos. Por eso, siento que es importante para nuestro país producir héroes que vivan por los principios cristianos. Se ha preguntado últimamente: ¿Dónde se han ido todos los héroes buenos?" El peligro de modelar nuestra vida imitando otras es que con demasiada frecuencia olvidamos que ellos son humanos. Sus pies están hechos de arcilla, y son susceptibles de fracasos tal como nosotros.
Sus valles posiblemente podrían transformarse en los suyos. Sus caídas podrían limitar el ascenso suyo a la cima de la montaña.

3. Su vida debe ser influenciada por sus expectativas, no por su optimismo

Los estados de ánimo de las personas varían en gran proporción. Por momentos durante un estado de gozo y felicidad, hay decisiones que se hacen que no son del mejor interés de la persona. Las decisiones deberían ser hechas en base a la evidencia y sonar razonables, no durante momentos de marea emocional alta. Sus emociones son creadas por demasiados factores inestables en su vida. El mundo es dirigido por personas que no "lo sienten así". No hay otra área en su vida que revele más su disciplina que su habilidad para conquistar sus estados de ánimo y descansar fuertemente sobre sus expectativas.

Tómese un momento para inspeccionar su expectómetro.

Sus expectativas no deben estar basadas en lo que usted es hoy, sino en lo que espera llegar a ser algún día. Su expectómetro debe ser energizado, porque es la llave que abre la puerta de muchos milagros. La Palabra nos enseña que "no tenemos porque no pedimos" (Santiago 4:2). La mayoría del tiempo usted no pide porque no tiene expectativas. Sus peticiones aumentarán en coraje a la medida de que sus expectativas aumenten. En otras palabras, energice su expectómetro y espere ganar.


Por John Maxwell

Doce Asesinos del Matrimonio

Mi consejo a las parejas jóvenes es simplemente éste: No permitan que la posibilidad del divorcio entre en sus pensamientos. Incluso en momentos de gran conflicto y desaliento, el divorcio no es la solución. Sólo sustituye una nueva serie de sufrimientos por los que quedan atrás.

Guarden su relación de la erosión como si estuvieran defendiendo sus propias vidas. Sí, ustedes pueden lograrlo juntos. No sólo pueden sobrevivir, sino que pueden mantener su amor vivo si le dan prioridad en su sistema de valores.

Cualquiera de los siguientes males pueden destruir su relación si les dan lugar en sus vidas:

1. El exceso de trabajo o compromisos y el agotamiento físico

Cuidado con este peligro. Es especialmente insidioso en las parejas jóvenes que están tratando de comenzar en una profesión o todavía están estudiando. No traten de estudiar, de trabajar a tiempo completo, de tener un bebé, de manejar a un niño pequeño, de hacer reparaciones en la casa, y de comenzar un negocio, todo al mismo tiempo. Suena ridículo, pero muchas parejas jóvenes hacen exactamente eso y luego se sorprenden cuando su matrimonio se viene abajo. ¿Por qué no habría de ser así? ¡El único momento en que se ven es cuando están agotados! Es especialmente peligroso cuando el esposo es el que tiene demasiados compromisos o trabajo, y la esposa está todo el día en casa con un hijo en edad preescolar. La profunda soledad de ella da lugar al descontento y a la depresión, y todos sabemos a dónde lleva eso. Deben reservar tiempo el uno para el otro si quieren mantener su amor vivo...


2. Las deudas muy grandes y el conflicto en cuanto a cómo se gastará el dinero

Paguen en efectivo por los artículos de consumo, o no los compren. No gasten más de lo que pueden por una casa o por un automóvil, dejando muy pocos recursos para salir juntos, para viajes cortos, para personas que cuiden a los niños, etc. Distribuya sus fondos con la sabiduría de Salomón.

3. El egoísmo

Existen dos tipos de personas en el mundo, los que dan y los que toman. Un matrimonio entre dos personas que dan puede ser algo bello. Sin embargo, la fricción está a la orden del día entre una persona que da y otra que toma. Pero dos personas que toman pueden darse zarpazos la una a la otra hasta hacerse trizas dentro de un período de seis semanas. En resumen, el egoísmo siempre devastará un matrimonio.

4. La interferencia de los suegros

Si el esposo o la esposa no se ha emancipado totalmente de los padres, lo mejor es no vivir cerca de ellos. La autonomía es algo difícil de conceder para algunas madres (y padres), y el estar muy cerca será causa de problemas.

5. Las expectativas poco realistas

Algunas parejas llegan al matrimonio esperando cabañas cubiertas de rosas, una vida sin preocupaciones ni responsabilidades y un gozo ininterrumpido. La consejera Jean Lush cree, y yo estoy de acuerdo con ella, que esta ilusión romántica es particularmente característica de las mujeres norteamericanas que esperan más de sus esposos de lo que ellos son capaces de dar. La decepción consiguiente es una trampa emocional. Pongan sus expectativas en línea con la realidad.

6. Los invasores del espacio

No me refiero a extraterrestres de Marte. Más bien, mi preocupación es por las personas que violan el espacio para funcionar que su cónyuge necesita, sofocándolo rápidamente y destruyendo la atracción entre ellos. Los celos son una manera en que este fenómeno se manifiesta. Otra es la baja autoestima, la cual lleva a que el cónyuge inseguro se inmiscuya en el territorio del otro. El amor debe ser libre y confiado.

7. El abuso del alcohol y de otras sustancias químicas

Éstos son asesinos, no sólo de los matrimonios, sino también de las personas. Evítenlos como a la plaga.

8. La pornografía, los juegos de azar y otras adicciones

Debe ser obvio para todos que la personalidad humana tiene imperfecciones. Tiene la tendencia a quedar atrapada en comportamientos destructivos, especialmente cuando se es joven. Durante una etapa inicial, las personas creen que pueden jugar con tentaciones tales como la pornografía o los juegos de azar sin salir dañadas. De hecho, muchos se alejan casi sin haber sido afectados. Sin embargo, para algunos existe una debilidad y una vulnerabilidad que se desconoce hasta que es demasiado tarde. Entonces se vuelven adictos a algo que rasga la fibra de la familia.

Tal vez esta advertencia les parezca tonta e incluso mojigata a mis lectores, pero he hecho un estudio de veinticinco años de duración sobre personas que arruinaron sus vidas. Sus problemas a menudo comienzan con la experimentación con un mal conocido y finalmente terminan en la muerte física o la muerte del matrimonio. Las restricciones y los mandamientos de las Escrituras se han diseñado para protegernos del mal, aunque es algo difícil de creer cuando somos jóvenes. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Si mantenemos nuestras vidas limpias y no nos permitimos jugar con el mal, las adicciones que han hecho estragos en la humanidad nunca nos podrán tocar.

9. La frustración sexual, la soledad, la baja autoestima y la quimera de la infidelidad

¡Una combinación mortal!

10. El fracaso en los negocios

En especial, el fracaso en los negocios afecta adversamente a los hombres. Su inquietud por los reveses financieros algunas veces se muestra en ira dentro de la familia.

11. El éxito en los negocios

Es casi tan peligroso tener mucho éxito en los negocios, como lo es fracasar rotundamente en ellos. El autor de Proverbios dijo: “No me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario” (30:8).

12. Casarse demasiado jóvenes

Las chicas que se casan entre los catorce y los diecisiete años de edad tienen el doble de probabilidades de divorciarse que las que se casan a los dieciocho y diecinueve años. Las que se casan entre los dieciocho y los diecinueve años tienen una vez y media más de probabilidades de divorciarse que las que se casan entre los veinte y los treinta años.

Las presiones de la adolescencia y las tensiones de los primeros años de vida matrimonial no hacen un buen dúo. Terminen lo primero antes de emprender lo segundo.
Éstos son los asesinos del matrimonio que he visto más a menudo. Pero, en verdad, la lista es prácticamente interminable. Todo lo que se necesita para que crezcan las malas hierbas más fuertes es una pequeña grieta en la vereda. Si van a vencer la ley de las probabilidades en relación al divorcio y mantener una unión matrimonial estrecha a largo plazo, deben emprender la tarea con seriedad. El orden natural de las cosas los alejará el uno del otro, no los unirá.

¿Cómo vencerán la ley de las probabilidades? ¿Cómo formarán una relación sólida que dure hasta que la muerte los haga emprender el último viaje? ¿Cómo se incluirán ustedes entre el número cada vez más reducido de parejas de mayor edad que han cosechado toda una vida de recuerdos y experiencias felices? Aun después de cincuenta o sesenta años de casados, todavía se buscan mutuamente para darse aliento y comprensión. Sus hijos han crecido dentro de un ambiente estable y amoroso, y no tienen cicatrices emocionales o recuerdos amargos que borrar. A sus nietos no se les tiene que explicar con delicadeza por qué “los abuelos ya no viven juntos”. Sólo el amor prevalece.

Así es como Dios quería que fuera, y todavía sigue siendo algo posible que ustedes pueden alcanzar. Pero no hay tiempo que perder. Refuercen las riberas del río. Defiendan el fuerte. Traigan las dragas y hagan más profundo el lecho del río. Mantengan las poderosas corrientes en sus propios cauces. Sólo esa medida de determinación mantendrá el amor con el que comenzaron, y hay muy poco en la vida que compita con esa prioridad.


El Dr. James Dobson es fundador y presidente de Enfoque a la Familia.

Use un Vocabulario de Bendición

Como padres, podemos afectar profundamente la dirección que toman las vidas de nuestros hijos por medio de las palabras que les hablamos. Yo creo que como matrimonio podemos delinear la dirección para toda nuestra familia. Como negociante, puede ayudar a determinar la dirección para sus empleados. Con nuestras palabras, tenemos la habilidad de ayudar a moldear y formar el futuro de cualquier persona sobre quien tengamos influencia.

Y cada uno de nosotros tiene influencia sobre alguna otra persona. Usted posiblemente no considere ser un líder, pero sin embargo, sí tiene un círculo de influencia, alguna persona o grupo que le respeta. Aun si usted es un adolescente, alguien valora su opinión. Es vital que hablemos “cosas buenas” a las vidas sobre las cuales tenemos influencia. Eso no quiere decir que nunca estaremos en desacuerdo con ellos o que nunca tendremos que confrontarles o corregirles, pero el tono general de nuestras palabras a ellos deberá ser positivo.

Una madre bien intencionada constantemente regañaba a su hijo adolescente: “Eres tan flojo; ¡nunca serás algo bueno! Si no te comportas, nunca lograrás entrar en la universidad. Lo más seguro es que terminarás metiéndote en problemas”...


Esa clase de palabras negativas destruirá más rápidamente a una persona de lo que se imagina. No puede hablar negativamente de alguien en un momento, y después salir y esperar que esa persona sea bendecida. Si usted quiere que sus hijos sean productivos y que tengan éxito, usted necesita declarar palabras de vida sobre ellos en lugar de predicciones de mal y desesperación. La Escritura nos recuerda que con nuestras palabras podemos bendecir o maldecir a las personas.

Las personas en el Antiguo Testamento tenían muy claro el poder que ejercía la bendición. Al acercarse el patriarca de la familia a la senilidad o a la muerte, los hijos mayores se juntaban al lado de su padre, luego él colocaba sus manos sobre la cabeza de cada hijo y hablaba palabras amorosas y llenas de fe sobre ellos y sobre su futuro. Estas frases se conocían como “la bendición”. La familia estaba consciente de que eran más que el último testamento del padre; estas palabras llevaban consigo la autoridad espiritual y tenían la habilidad de traer éxito, prosperidad y salud a su futuro.

En muchas ocasiones, los hijos aun se peleaban por la bendición del padre. No se estaban peleando por el dinero que pudieran heredar, ni tampoco por el negocio familiar. No, ellos se peleaban por esas palabras llenas de fe porque sabían que si recibían la bendición de su padre, las riquezas y el éxito serían las consecuencias naturales de ella. Y más que eso, deseaban profundamente recibir la bendición de una persona a quien amaban y respetaban.

Uno de los relatos bíblicos más sorprendentes sobre el poder de la bendición nos llega a través de las vidas de Jacob y Esaú, los dos hijos de Isaac. Jacob deseaba recibir la bendición de su padre, no cualquier bendición, sino una bendición que le pertenecía legítimamente al hijo primogénito de la familia. Isaac estaba viejo, cercano a la muerte, y prácticamente ciego. Un día llamó a su hijo, Esaú, y le dijo: “Esaú, ve y mata un animal y prepárame una comida, y te daré la bendición que le pertenece al hijo primogénito”. Pero la madre de Jacob, Raquel, escuchó esta conversación. Raquel amaba a Jacob más que a Esaú, así que le dijo a Jacob que se pusiera la ropa de Esaú con la intención de engañar a Isaac para que le diera a él la bendición. Entonces preparó una de las comidas preferidas de Isaac.

Mientras Esaú andaba de cacería, ella le dijo a Jacob: “Ve a tu padre y preséntale esta comida, y él te dará la bendición que en realidad le pertenece a tu hermano”.

Jacob reconoció la seriedad de este fingimiento y dijo: “Pero Mamá, ¿qué pasa si él se da cuenta que estoy mintiendo, y me maldice en lugar de bendecidme? ¡Seré maldecido por el resto de mi vida!”

Medite eso. Jacob entendía que él estaba arriesgando todo su futuro con este truco, estaba consciente de que las palabras que hablara su padre sobre él le impactarían, ya fuera para bien o mal, por el resto de su vida.

Declare el favor de Dios

Reconozcámoslo o no, nuestras palabras afectan el futuro de nuestros hijos ya sea para bien o para mal. Nuestras palabras tienen la misma clase de poder que ejercían las palabras de Isaac. Debemos hablar palabras amorosas de aprobación y aceptación, palabras que animen, inspiren y motiven a nuestros hijos a alcanzar nuevas alturas. Al hacer esto, estamos hablando bendiciones a sus vidas, estamos hablando abundancia e incremento, estamos declarando el favor de Dios en sus vidas.

Pero en demasiadas ocasiones, nos deslizamos a hablar palabras duras que critican a nuestros hijos, constantemente encontrando alguna falta en lo que nuestros hijos estén haciendo. “¿Por qué no puedes salir mejor en tus notas?” No dejaste bien el jardín. Vete a limpiar tu habitación, ¡parece un pocilga! No puedes hacer nada bien, ¿verdad?”

Palabras tan negativas causarán que nuestros hijos pierdan ese sentido de valor que Dios ha puesto dentro de ellos. Como padres, tenemos la responsabilidad ante Dios y la sociedad de entrenar a nuestros hijos, de disciplinarles cuando desobedecen, de amorosamente corregirles cuando toman malas decisiones, pero no debemos estar constantemente regañándoles. Si usted habla continuamente palabras que desaniman y desalientan, antes de mucho tiempo usted destruirá la imagen propia de su hijo; y con sus palabras negativas, abrirá la puerta, permitiendo que el enemigo traiga toda clase de inseguridad e inferioridad a su vida. Millones de adultos hoy día están todavía sufriendo los efectos de las palabras negativas que les hablaron sus padres de niños.

Recuerde que si comete el error de constantemente hablar palabras negativas sobre sus hijos, usted está maldiciendo su futuro. Además, Dios le pedirá cuentas a usted por haber destruido su destino. Con la autoridad viene responsabilidad, y usted tiene la responsabilidad como autoridad espiritual sobre su hijo de asegurarse que se sienta amado, aceptado y aprobado. Usted tiene la responsabilidad de bendecir a sus hijos.

Además de eso, la mayoría de los niños desarrollan sus conceptos de quién es Dios y cómo es Él de la imagen que tienen de sus padres. Si su padre es malo, criticón y áspero, inevitablemente los hijos crecerán con una manera distorsionada de ver a Dios. Si el padre es amoroso, bondadoso, compasivo y justo, el hijo entenderá mejor el carácter de Dios.

Una de las razones por las que hablo tanto de la bondad de Dios es porque vi a mi padre ejemplificarla. Ninguna persona pudo haber representado mejor a Dios ante los hijos Osteen que mi papá. Aun cuando cometíamos un error o nos desviábamos, a la vez que mi papá se mantenía firme, también era amoroso y bueno. Él nos guiaba al camino correcto inmediatamente. Nunca usó tácticas ásperas para meternos de nuevo al camino; nos amó hasta corregirnos y aunque era un hombre muy ocupado, siempre tomaba tiempo para nosotros.

Nos animaba a hacer grandes cosas, a cumplir nuestros sueños. Solía decir: “Joel, no hagas lo que yo quiero que hagas. Haz lo que tú quieras hacer. Sigue tus propios sueños”.

Mi papá creía en mis hermanos y en mí. Nos decía que éramos grandes, aun cuando sabíamos que no lo éramos, se refería a nosotros como bendiciones aun y cuando sabíamos que no nos estábamos comportando como bendición.

Mi mamá y mi papá criaron cinco hijos en nuestra casa. De niños, no teníamos programas para niños como hoy en día los tienen en muchas iglesias, todos nos reuníamos en el mismo auditorio. Mi hermanita, April, y yo solíamos sentarnos en la primera fila de ese antiguo edificio donde cabían unas doscientas personas. Jugábamos al “gato” (o también conocido como “cruces y círculos”) durante toda la reunión. (Estoy confesando esto para que usted sepa que todavía hay esperanza para sus hijos. Yo no puse atención, y Dios me hizo un pastor. ¡Quién sabe qué hará con sus hijos!).

Mi papá estaría en la plataforma, y mi mamá nos tendría a nosotros cinco en una fila, mientras alzaba sus manos, alabando a Dios con sus ojos cerrados. Sin embargo, tenía la sorprendente habilidad, con todo y sus ojos cerrados, de saber cuándo nos estábamos portando mal. Eso me asombraba muchísimo. ¡Creo que era mi primera experiencia con el poder sobrenatural de Dios! Veía a mi mamá para asegurarme que tenía cerrados los ojos antes de hacer algo para molestar a mi hermano, Paul. Sin perder un segundo, mi mamá bajaba lentamente una mano, con mucha gracia me tomaba el brazo, ¡y me daba un fuerte pellizco! Yo hubiera querido gritar pero sabía que lo mejor era no hacerlo. Y después, mi mamá levantaría de nuevo su brazo para continuar alabando al Señor.

Pensaba: Mamá, tienes un don. ¡Eso es sobrenatural!

Estoy bromeando (un poco), pero el punto es que mis hermanos y yo no éramos unos niños perfectos. Cometimos bastantes errores, pero mis padres nunca se fijaron demasiado en nuestras debilidades ni en los problemas. Siempre se enfocaban en las soluciones, constantemente nos decían que éramos los mejores niños del mundo, y crecimos sintiéndonos seguros, sabiendo que nuestros padres no sólo se amaban, pero nos amaban y creían en nosotros, y nos apoyarían pasara lo que pasara. Sabíamos que nunca nos criticarían ni condenarían, pero siempre creerían lo mejor de nosotros.

Como crecí con la aceptación y aprobación de mis padres, ahora, siendo padre yo, estoy practicando la misma clase de cosas con mis hijos. Estoy hablando palabras de bendición a sus vidas que pasarán de generación a generación, y yo sé que mis hijos transmitirán la bondad de Dios a sus hijos, y así sucesivamente.

Una de las primeras cosas que hago al ver a mi hijito Jonathan en la mañana, es decir: “Jonathan, eres lo mejor, hombre”. Constantemente le estoy diciendo: “Jonathan, tú eres el regalo de Dios para Mamá y para mí, te amamos; estamos orgullosos de ti; siempre te apoyaremos”. Le digo a nuestra hija, Alexandra, la misma clase de cosas.

Antes de que se vayan a la cama, les digo a nuestros dos hijos: “Papi siempre será tu mejor amigo”. Victoria y yo siempre les estamos diciendo: “No hay nada que no puedes hacer. Tienes un futuro emocionante ante ti. Estás rodeado del favor de Dios. Todo cuanto toques prosperará”.

Victoria y yo creemos que tenemos tanto una oportunidad como una responsabilidad de hablar las bendiciones de Dios a nuestros hijos ahora, mientras están pequeños. ¿Por qué esperar hasta que sean adolescentes, o estén en sus veinte años y por casarse, para comenzar a orar que las bendiciones de Dios llenen sus vidas? No, estamos declarando las bendiciones de Dios sobre ellos todos los días de su vida. Y tenemos la plena convicción de que nuestras palabras impactarán a nuestros hijos mucho después de que hayan crecido y tengan sus propios hijos.

¿Qué está dejando usted a la siguiente generación? No es suficiente sólo pensarlo; tiene que hablarlo. Una bendición no es una bendición si no se habla y sus hijos necesitan oírle palabras como: “Te amo. Creo en ti. Pienso que eres especial. No hay nadie como tú. Eres único”. Necesitan escuchar su aprobación; necesitan sentir su amor; necesitan su bendición.

Sus hijos pueden estar ya grandes, pero eso no debería detenerle de tomar el teléfono para hablarles y animarles, decirles que está orgulloso de ellos. Quizá usted no practicó bendecir a sus hijos mientras crecían, pero no es demasiado tarde; comience a hacerlo ahora mismo.

Las palabras no pueden ser retiradas

Jacob se presentó ante su padre Isaac, quien estaba prácticamente ciego, pretendiendo ser su hermano Esaú. Aunque los ojos de Isaac no veían tan bien, su inteligencia seguía intacta, por lo que cuestionó: “Esaú, ¿en realidad eres tú?”
“Sí, Padre, soy yo”, mintió Jacob.

Isaac no quedó convencido, así que hizo acercar a su hijo. Sólo cuando olió la ropa de Esaú se convenció al fin que era él y entonces le dio a Jacob la bendición que en realidad le pertenecía a su hermano mayor. Dijo algo como: “Que siempre tengas abundancia de grano y vino. Que las naciones se postren ante ti y las personas siempre te sirvan. Que seas Señor sobre tus hermanos. Que cualquiera que te maldiga sea maldecido, y cualquiera que te bendiga sea bendecido.
Fíjese que Isaac declara cosas sobre el futuro de Jacob, y si estudia la historia se dará cuenta de que esas cosas sí llegan a cumplirse.

Por otro lado, poco después de haber salido Jacob de con su padre, llegó Esaú. Él dijo: “Padre, siéntese; traje la comida que le preparé”.
Ahora Isaac estaba confundido y dijo: “¿Quién eres tú?”

“Papá, soy Esaú, tu primogénito”. En ese punto, la Biblia nos dice que Isaac comenzó a temblar violentamente, ya que se dio cuenta de que había sido engañado. Le explicó a Esaú como Jacob, su hermano, había llegado y con engaño se había robado la bendición.

Ahora llegamos a una parte sorprendente de esta terrible historia de traición. Esaú comenzó a llorar en voz alta, diciendo: “Padre, ¿no me puedes dar la bendición que le pertenece al hijo primogénito?”

La respuesta de Isaac fue tanto perspicaz como poderosa: “No, las palabras ya han salido, y no las puedo retirar. Dije que Jacob sería bendecido, y él siempre será bendecido.

¿Logra ver el poder de nuestras palabras? ¿Percibe el poder de declarar bendiciones sobre sus hijos? Isaac dijo: “Una vez que hayan salido palabras, no las puedo retirar”. Él le dio una bendición menos a Esaú, pero no fue tan significativa como la que le había dado a Jacob.

Tenemos que tener muchísimo cuidado con lo que permitimos salir de nuestra boca. La próxima vez que tenga la tentación de hablarle mal a alguien, de menospreciar a su hijo o degradarle, recuerde, nunca podrá retirar aquellas palabras. Una vez que las hablamos, toman una vida propia.

Use sus palabras para bendecir a las personas. Deje de criticar a su hijo y comience a declarar que tiene grandes cosas en su futuro.

No deberíamos hablar jamás palabras negativas, ni destructivas hacia nadie, en especial hacia las personas sobre quienes ejercemos autoridad o influencia. Sólo porque usted tiene su propio negocio o supervisa un gran número de empleados, eso no le da el derecho de hablarles mal y hacer que se sientan mal consigo mismos. ¡Al contrario! Dios le pedirá cuentas por lo que le dice a aquellos individuos bajo su autoridad, y Él le juzgará con un criterio más estricto. Debería de esforzarse para hablar palabras positivas que edifican y animan.

De manera similar, es importante que un esposo entienda que sus palabras ejercen tremendo poder en la vida de su esposa. Él necesita bendecirla con sus palabras, ya que ella ha dado su vida para amarlo y cuidarlo, para ser su pareja, para crear una familia juntos, y para criar a sus hijos. Si siempre está encontrando algo mal en lo que ella esté haciendo, si siempre está menospreciándola, él segará terribles problemas en su matrimonio y en su vida.

Además, muchas mujeres hoy día se encuentran deprimidas y se sienten emocionalmente abusadas porque sus maridos no las bendicen con sus palabras. Una de las principales causas de crisis emocional entre las mujeres casadas es el hecho de que no se sienten valoradas y una de las razones principales por las que se da esta diferencia es porque los esposos están conscientes o inconscientemente negando dar las palabras de aprobación que tan desesperadamente desean las mujeres. Si usted desea ver una obra milagrosa en su matrimonio, comience a alabar a su pareja, comience a apreciarla y a animarla.

“Ah, mi esposa sabe que la amo”, dijo un señor mayor: “No necesito decírselo, se lo dije hace cuarenta y dos años, al casarnos”.

No, ella necesita oírlo una y otra vez. Cada día, un esposo debería decirle a su esposa: “Te amo”. Te aprecio. Eres la mejor cosa que jamás me ha sucedido”. Una esposa debería hacer lo mismo por su esposo, su relación mejoraría muchísimo si simplemente comenzara a hablar palabras amables y positivas, bendiciendo a su pareja en lugar de maldecirla.

Declare la bondad de Dios

Debe comenzar a declarar la bondad de Dios en su vida. Declare confiadamente: “El rostro de Dios está resplandeciendo sobre mí, y Él desea ser bueno conmigo”. Eso no es jactarse, así es cómo Dios dice que seremos bendecidos, cuando empecemos a declarar su bondad.

Permíteme hacer algunas declaraciones a su vida:

- Declaro que usted es bendecido con la sabiduría sobrenatural de Dios, y que tiene una dirección clara para su vida.

- Declaro que es bendecido con creatividad, con valentía, con habilidad y con abundancia.

- Declaro que es bendecido con una voluntad fuerte y con autocontrol y disciplina propia.

- Declaro que es bendecido con una magnífica familia, con buenas amistades, con buena salud y con fe, con favor, con satisfacción y realización.

- Declaro que es bendecido con éxito, con fuerza sobrenatural, con ascensos y con protección divina.

- Declaro que es bendecido con un corazón obediente y con una actitud positiva de la vida.

- Declaro que cualquier maldición que jamás se haya hablado sobre usted, cualquier palabra mala o negativa dicha en contra suya, será rota ahora mismo.

- Declaro que es bendecido en la ciudad; es bendecido en el campo; es bendecido cuando entra; es bendecido cuando sale.

- Declaro que todo lo que hagan sus manos prosperará y saldrá bien.

- ¡Declaro que es bendecido!

Le animo a recibir estas palabras y a que las medite; permita que penetren en lo profundo de su corazón y su mente y se hagan una realidad en su vida. Practique hacer algo parecido con su familia. Aprenda a hablar bendiciones sobre su vida, sus amigos, su futuro. Recuerde que una bendición no es una bendición hasta que es hablada. Si usted hace su parte y comienza a hablar audazmente las bendiciones sobre su vida y las vidas de los que le rodean, Dios le proveerá de todo lo que necesita para vivir la vida abundante que Él quiere que tenga.


Autor: Joel Osteen - Tomado del libro: Su mejor vida ahora Editorial: Casa creación

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