PROPÓSITO:
Orientar adecuadamente a las parejas de novios de las congregaciones cristianas, para que mientras sostengan relaciones de noviazgo, aprendan a respetarse y amarse mutuamente.
INTRODUCCIÓN:
De acuerdo con el contexto bíblico, no es fácil hablar del noviazgo, ya que la Biblia sólo hace referencia a esta expresión en forma explícita, en alusión a la hermosa relación existente entre Cristo y la Iglesia. La palabra noviazgo, según el diccionario, tiene las siguientes acepciones: 1). Condición o estado de novio o novia. 2). Relaciones de amistad y de trato que se mantienen durante cierto tiempo, previo al matrimonio. Novios, pareja de personas (hombre y mujer) que mantienen relaciones amorosas con miras al matrimonio. Para hablar de noviazgo, es preciso considerar algunos principios básicos, con la finalidad de establecer normas que puedan regir las relaciones amorosas con la persona de nuestros sueños. ¿Cuáles son los conceptos que el joven tiene acerca del amor? ¿Qué significa el amor para él o ella?. Cuando un joven o una señorita no tiene en claro el significado de la palabra amor, lógicamente no está en capacidad de emprender una relación de NOVIAZGO, ya que el amor es la plataforma en la que se fundamenta esta preciosa relación. Por tal razón, es necesario reconocer que éste debería ser el principio de mayor importancia para todas aquellas parejas que se inician en el noviazgo, en virtud que una relación de tal naturaleza, es como una carrera que se emprende en la vida, la cual debe terminar con los sonoros acordes de la marcha nupcial en el altar del matrimonio.
I. ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS PARA HACER UNA ELECCION?
Muchas personas se han preguntado: ¿Cuál es la edad más adecuada para que los jóvenes inicien sus relaciones amorosas? En verdad no hay una respuesta satisfactoria para esta pregunta, pero si pensamos en forma objetiva, podríamos considerar que el noviazgo es una capacidad del carácter humano y su madurez ; de lo cual se deduce que la edad apropiada es: cuando se está en armonía con la cultura y las soluciones maduras de ambos. Cuando un joven y una señorita se aman, deben comprender que, amar es la realización suprema de la vida, y que el amor genuino es una expresión de respeto, de responsabilidad y de conocimiento.
Siendo que el amor requiere conocimiento, enfocaremos algunos principios de singular importancia, para seleccionar al compañero (a) de nuestra vida. Veamos:
A. Escójase una persona que no sea egoísta.
La persona egoísta se interesa sólo en sí misma, desea todo para sí, no siente placer en dar, sino únicamente en recibir. Considera al ser amado sólo desde el punto de vista de lo que puede obtener de él; carece de interés en las necesidades ajenas y de respeto por la dignidad humana. El egoísta es incapaz de amar a los demás, porque tampoco puede amarse a sí mismo. Es posible que los jóvenes se pregunten ¿Cómo puedo saber si la persona que amo es egoísta? Consideremos los siguientes principios:
1. Una buena respuesta la encontramos en la Biblia cuando nos enseña que “debemos de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos” Mateo 22: 39; Levítico 19: 18. Es decir que un joven es grande y virtuoso en la medida que amándose a sí mismo, ama igualmente a los demás, erradicando de su vida toda actitud egoísta.
2. En tus relaciones amorosas, cuando caminas con ella o él, cuando te citas con el ser amado para dialogar en forma romántica, posiblemente puedas descubrir algunas cosas que le clasifiquen como un ser egoísta. Debes tener la capacidad de descubrir la virtud que ella o él tiene para amarte y amarse a sí mismo.
3. Cuando buscamos la felicidad de la persona amada y sentimos respeto por la imagen de Dios en nosotros, y nos damos amor en forma desinteresada, es muy seguro que no haya egoísmo en nuestro ser.
B. Escójase su carácter:
El Diccionario de la lengua española dice que : la palabra carácter significa el genio natural de una persona. También dice que el carácter tiene que ver con la condición de las personas en sus relaciones naturales. Nos habla también de un carácter que se hereda y otro que se adquiere. Veamos algunos ejemplos:
1. Si la señorita (o el joven) tiene un carácter noble, es muy posible que éste lo haya formado observando el ejemplo de carácter que ha visto en sus padres.
2. Si la señorita (o el joven) ha adquirido un carácter especial, es muy probable que lo haya obtenido: a través de actitudes profundamente cristianas, en la lectura de libros instructivos de alto contenido espiritual, o a través de las buenas costumbres que ha observado en sus amistades (compañeros de estudio o de trabajo).
C. Escójase su salud:
Como toda relación de noviazgo apunta hacia el matrimonio, cabe preguntar : ¿Se uniría usted en afectos sentimentales y conyugales a una persona enferma? Considero que no. En tal circunstancia, es recomendable efectuar los exámenes médicos correspondientes, para evitar la formación de hogares que puedan constituir una tragedia en medio de nuestra sociedad. Si tomamos una decisión de esta naturaleza, desconociendo las condiciones de salud de nuestro ser amado, lógicamente sufriríamos frustraciones de tipo emocional, moral y económicas, por toda una vida.
D. Escójase una persona de la misma fe cristiana:
El joven moderno tiende a olvidarse de Dios y menosprecia los valores espirituales. Es muy posible que surja una interrogante como la siguiente : ¿Y qué relación tiene esto con el noviazgo? Nosotros le responderíamos con seguridad que tiene que ver mucho. ¿Uniría sus sentimientos y afectos con los de un joven que está lejos de Dios? Dicho de otra manera ¿Uniría usted sus sentimientos amorosos con los de un joven que no tiene principios cristianos, (2a. Corintios 6: 14), que no ha sabido analizar el valor de la vida espiritual, y no ha sido capaz de discernir en ella su verdadero significado? Me imagino que no, dado que en el noviazgo y en las relaciones conyugales, existen “cosas” que únicamente se pueden resolver cuando en nuestros corazones tenemos profundos y sinceros valores espirituales.
E. Escójase en oración:
Lamentablemente muchos de nuestros jóvenes han llegado a creer que Dios no tiene nada que ver en el asunto del noviazgo. Puedo asegurarle que nos evitaríamos muchos problemas si todas nuestras decisiones de amor las hiciéramos teniendo en cuenta el consentimiento de Dios. La respuesta de Dios dependerá, lógicamente, de la consulta que nosotros le hagamos a través de la oración, y de la decisión que tomemos de hacer su voluntad. Por tal razón, nuestro consejo es que: pidamos a Dios en oración para que sea Él quien dirija esta importante página de nuestra vida; pongamos todos nuestros deseos en sus manos, y confiemos en lo que Dios pueda hacer en nuestro favor. Reconozcamos que la oración es la llave que el Señor ha puesto en nuestras manos, para que por medio de ella podamos entrar en su presencia y le roguemos reverentemente que sea hecha su voluntad.
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