Pero lo cierto es que nuestras vidas para crecer como personas y para que nuestra fe crezca, se desarrolle y se fortalezca necesita pasar por periodos de crisis de todo tipo, económicas, espirituales, familiares, laborales, etc. etc.
Llegamos por tanto a poder afirmar que las crisis aunque las tememos, nos son necesarias. El mismo Apóstol Pablo pasó por muchas crisis a lo largo de su vida. Estuvo preso en Roma, apedreado en Listra , fue victima de un naufragio, soportó una enfermedad, etc.
Leyendo la Palabra de Dios llegamos a la conclusión que las crisis forman parte del Plan de Dios para cada uno de sus hijos. Ahora bién. ¿Cómo debemos afrontarlas?..
Podemos encontrar luz, leyendo las palabras del Apóstol Pablo (1ª Co 10:13):
“No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser probados más de lo que podáis resistir, sino que también juntamente con la prueba, dará la salida para que podáis soportar”.
Pablo nos dice aquí cosas muy interesantes, como que Dios Controla todas nuestras pruebas y las adaptada a las características personales de cada uno de nosotros. También nos dice que toda prueba es Soportable.
Por lo tanto toda prueba tiene Una Intensidad y unos Limites que Dios fija: Para que podamos resistir.
Después de esta lectura detallada, podemos afirmar que Dios está con nosotros acompañándonos en medio y a lo largo de toda la prueba.
Pero no solamente eso, sino que Dios sabe perfectamente como estamos reaccionando ante la prueba y El en su Poder y Sabiduría pone fin a nuestra prueba cuando lo considera necesario.
Aunque en ocasiones hay pruebas que nos zarandean fuertemente, Dios las utiliza con un propósito muy claro (Efe.4:13)
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la Fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Dios no desea que nos conformemos a vivir vidas cristianas mediocres, no desea tener como hijos a cristianos nominales, Dios desea que a través de ir probando nuestra fe, vayamos confiando y dependiendo cada día más de Él y menos de nosotros mismos.
Y por último no olvidemos que si Dios está presente en cada prueba, podemos experimentar también Su Amor en medio de la crisis. Su amor es como el manto que nos arropa cuando en medio de una prueba nos sentimos indefensos y desnudos.
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